Poesía: Retrovértigo


/ Sara Valentina Enriquez Moldez /

Vengo cargada con poemas intempestivos

vuelvo a ser un aguayo de pretextos para vivir

y reconozco que soy culpable

de sepultarme entre cálidas mariposas

/

perdónenme por abrazar mi cieno

en medio de azotadoras metáforas

que caen sonrientes al abismo

de la contradicción

/

perdónenme por no perdonarles

su piso escéptico

y su coherente techo de privilegios

/

decido ir en contra

de toda coherencia docta

la de la lluvia

la de las nubes

la de las estrellas

y, sobre todo

la de la altura voluptuosa

donde nuestros pies pisan

y detenerme a peinar

una canción vulgar y oxidada

/

perdónenme que me empute

que perdonen mi perdón

es que vengo vencida por la calle

y empiezo la rebelión

pulverizando mis ojos

al mirar las luces de la avenida

y sus feroces matices

/

pero es cuestión de un parpadeo

para que me perdonen

para que me pierda

para que me pierda entre

fingidas risas

o sumergida

por pasiones forzadas

/

y mis intenciones son otras

no puedo decirles exactamente cuales

mi moral inventada no me lo permite

pero tienen que ver con momentos

tejidos por voces y presión alta

con cantos cansados

y con atajos para llegar a la risa

/

y así, con una luz tenue

contar a los testigos de lo profundo

mi problema retrovértigo

y mi condición de ser un pretexto.

*

Autora: Sara Valentina Enriquez Moldez

Soy Sara Valentina Enriquez Moldez, difícil decir quién soy, siempre me ha costado. Por eso, primero diré quien no soy. No soy alguien que busca entender la vida y el mundo con visiones que carecen de alma. Soy una voz latinoamericana, una vagabunda que está en el último año de colegio, en la promoción. Soy alguien sensible que busca plasmar en letras, que salen de letras, el poema de la vida. Escribo para sobrellevar este mundo y sostener sensibilidad en mi vida. Pienso que cuando se acaba la sensibilidad, es cuando nos han ganado la guerra. No conmoverse, no dejarse llevar, no renegar, no reír, no ser profundamente sensibles y humanos, son vestigios de que nos ha ganado el sistema. Y es ahí cuando el arte se convierte en salvación y a la vez en condena. Por ello, es que percibo y trato de construir el arte como la forma más sensible y rebelde de enfrentarme al mundo.

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